martes, 21 de noviembre de 2017

La agricultura urbana como política pública

  En los últimos años se ha hecho mención mucho a lo que se refiere la agricultura urbana como un medio de sustentabilidad económica familiar, sin embargo eso va mucho más allá. Es importante primero, saber que la agricultura urbana no es solo por la dificultad económica y política que vive Venezuela en los actuales momentos, sino que se ha venido practicando desde tiempos incalculables. Se dice incluso que los pueblos originarios del continente americano, abastecían sus almacenes producto de esta.

  Aunado a esto, nuestros abuelos y padres también se forjaron en las bases de un buen y productivo conuco familiar, lo que también podemos llamarlo como agricultura urbana, simplemente el término urbana, viene de que dicha práctica agrícola vegetal o incluso animal se desarrolla dentro de las poligonales urbanas de cada ciudad. Ahora bien, puede esto contradecir lo que realizaban los pueblos originarios, no del todo, dado que en esa época no existía la división político territorial que actualmente nos conforman como regiones, pero a su vez, la ejecutaban dentro de sus zonas bajo dominio.

  En este sentido, es necesario que entendamos porque se dejó de desarrollar la agricultura urbana como un medio de aprovechamiento de las áreas sin uso alguno y porque ahora somos más dependientes de lo que digan las costosas campañas publicitarias. Primero, sencillamente dejamos de producir en nuestros patios, por la única razón de que nuestro país con la apertura petrolera se convirtió en un país mono productor, por la cantidad de divisas que entran a las arcas nacionales, es decir, tenemos como comprar sin el mayor esfuerzo. Y segundo, toda nuestra población tiene acceso a los medios de comunicación, que siendo pagados por el capital corporativo, nos inocula esa cultura parasitaria y consumista poco sustentable en el tiempo, es allí uno de los motivos de la actual crisis económica que estamos viviendo en Venezuela.

  Cuando analizamos solamente estos dos factores de mucha relevancia en el seno del pueblo venezolano, podemos llegar a la conclusión que, nuestra cultura trabajadora, colectiva y productiva, nos la transformaron por algo que originalmente no somos y ahora estamos pagando con intereses nuestra falta de conciencia. Con esta reflexión no quiero decir que, anteriormente no se compraba ninguno de los artículos vegetales básicos en la dieta diaria, tampoco quiero señalar que todo el mundo tenía o tiene que tener su área de producción agrícola. Pero sí es necesario entender que, para llegar a ser un país soberano en materia agroalimentaria, debemos ir olvidando los dogmas de la producción agropecuaria extensiva. Por el contrario, la agricultura urbana es quizás la única alternativa sustentable en el tiempo. También es oportuno decir que, este proceso de desarrollo de una cultura agroecológica no se consolidará en uno, dos o cinco años, en otras palabras, este debe ser a largo plazo y con una visión integral.

  Por lo tanto, para hablar de la política pública entendiendo esta como el conjunto de objetivos, decisiones y acciones que lleva a cabo el estado para solucionar los problemas que en un momento determinado los ciudadanos pueden presentar. Por otra parte, se debe tener claridad del tiempo y el espacio donde se proyecta la ejecución o puesta en marcha de la misma, en vista de que, el inadecuado estudio y análisis de las variables, pueden generar o van a generar un completo fracaso.

  En Venezuela, están dadas las condiciones mínimas para implementar en todo el territorio nacional una política pública sobre la agricultura urbana, contamos con los espacios adecuados y el talento humano de gran calidad, sin embargo, no es cuestión de una decisión gubernamental por salir de una coyuntura económica productiva en específico, como lo es la soberanía agroalimentaria. Al contrario, se trata es de romper un modelo dependiente de importación “economía de puerto” producto del rentismo petrolero, así como, la campaña mediática que inutiliza la capacidad creadora del ser humano llevándolo al consumismo, no menos importante, están los mecanismos creadores y diseñadores de oficinas, sí esto hace mucho daño en las políticas públicas, porque generalmente las personas encargadas de ello, no conocen las realidades de la población ni las características edafoclimaticas de las zonas proyectadas.

  Después de esto, como lo mencioné anteriormente debemos dejar los dogmas de la agricultura tradicional, extensiva y depredadora, visualizar el entorno productivo sobre la base de la preservación de principios fundamentales dentro de este proceso, como lo son, el ambiente, la agroecología, la preservación de nuestra semilla nacional, de calidad y sin modificaciones genéticas y algo quizás de mayor importancia, es la organización del poder popular, con formación técnica, política e ideológica, la conciencia de clase y el apoyo financiero a tiempo.

  De igual manera, para planificar la producción agrícola vegetal o animal en el escenario urbano, es importante que se realicen diagnósticos objetivos y en el sitio de ejecución, esto nos evitaría perdidas en el futuro. Tampoco se puede obligar a todos los actores involucrados a producir el mismo rubro, lo ideal debe ser, de acuerdo a las condiciones generadas por el tiempo y el espacio como variables fundamentales, que  cada emprendedor de acuerdo a la necesidad real sustente su cultivo o cría de animales si es el caso. Muchos verán esto como una limitante, pero solo imaginemos que en un nuevo espacio comunitario, es decir, constituidos de 40 familias, todas producen únicamente pepino, pero su capacidad y condiciones son favorables para otras especies vegetales e incluso animales, estaríamos desaprovechando el recurso como tal.

  En otras palabras, todo el proceso de diseño, formulación, ejecución y evaluación de políticas públicas, enfocado a la agricultura urbana, debe ir de la mano de las comunidades, porque son en ellas donde se pretende desarrollar. Es posible que, para poder alcanzar un éxito adecuado se haga necesario todo este proceso en sitios específicos, es decir, focalizados, puede ser por consejo comunal, por comuna, por parroquia, por municipio, incluso por estado, pero muy bien definido en las áreas de atención o producción. Después de esto, solo queda establecer un conjunto de medidas necesarias, que permitan al ente gubernamental evaluar los índices de productividad de cada proyecto, atender las necesidades técnicas, como el suministros de insumos en el tiempo adecuado y un mecanismo de distribución de los productos en los canales correspondientes.

  En conclusión, no le tengamos miedo a la agricultura urbana, tampoco la veamos como algo poco rentable, por el contrario, los venezolanos cada día debemos sumarnos más al estudio y práctica de ella, con visión de futuro a largo plazo. Es posible que, ese gran desarrollo que tanto deseamos esté profundamente vinculado a este trabajo colectivo, que más que un proyecto de desarrollo nacional, regional o local, debemos convertirlo en un proyecto de vida de cada familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario